La Cruz Roja, en tanto, imploró que se permita el ingreso de combustibles que alimentan los generadores en los hospitales.
Israel dijo el jueves que no habría excepciones humanitarias a su asedio de la Franja de Gaza hasta que todos los rehenes fueran liberados, después de que la Cruz Roja pidió que se permita la entrada de combustible para evitar que los hospitales, desbordados, «se convirtieran en tanatorios».
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien llegó a Tel Aviv para mostrar su solidaridad con Israel, ratificó al primer ministro Benjamin Netanyahu que su país siempre estaría al lado del Estado judío y le proporcionaría ayuda en materia de seguridad, pero lo instó a mostrar moderación «incluso cuando sea difícil».
Israel ha prometido aniquilar al movimiento Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, en represalia por un feroz ataque contra su población civil en el que cientos de hombres armados cruzaron la barrera y atacaron ciudades israelíes el sábado.
Por su parte, el jefe del Ejército israelí, el teniente general Herzi Halevi, dijo que se extraerían lecciones de los fallos de seguridad en torno a Gaza que permitieron el ataque.
«Las fuerzas de seguridad son responsables de defender el país y a sus ciudadanos, y el sábado por la mañana, en la zona alrededor de Gaza, no estuvimos a la altura (…) Aprenderemos, investigaremos, pero ahora es el momento de la guerra».
La cadena pública Kan informó que el número de muertos israelíes se ha elevado a más de 1.300. La mayoría eran civiles abatidos a tiros en las calle o en una fiesta de baile. Decenas de rehenes israelíes y extranjeros fueron llevados a Gaza, mientras Israel afirma haber identificado a 97.
La magnitud de las matanzas ha salido a la luz en los últimos días, después de que las fuerzas israelíes recuperaron el control de las ciudades y encontraron casas sembradas de cadáveres, en las que dicen que había mujeres violadas y asesinadas, y niños tiroteados y quemados.
Israel ha respondido hasta ahora sometiendo a Gaza, donde viven 2,3 millones de personas, a un asedio total y lanzando la campaña de bombardeos más potente en los 75 años de historia del conflicto palestino-israelí, la que ha destruido barrios enteros.
Las autoridades de Gaza afirman que más de 1.500 palestinos han muerto, cerca de la mitad mujeres y niños, y otros más de 6.000 han resultado heridos en los bombardeos.
En tanto, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha dicho que el combustible que alimenta los generadores de emergencia de los hospitales de Gaza podría agotarse en cuestión de horas.
«Sin electricidad, los hospitales corren el riesgo de convertirse en tanatorios», dijo el director regional del CICR, Fabrizio Carboni. «La miseria humana causada por esta escalada es aborrecible, e imploro a las partes que reduzcan el sufrimiento de los civiles».
El ministro israelí de Energía, Israel Katz, dijo que no habría excepciones al asedio si no se liberaba a los rehenes israelíes. «¿Ayuda humanitaria a Gaza? No se levantará ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna boca de agua y no entrará ningún camión de combustible hasta que los rehenes israelíes vuelvan a casa. Humanitario por humanitario. Y que nadie nos dé lecciones de moral», publicó Katz en la plataforma de redes sociales X.
Egipto, que tiene un único paso fronterizo con Gaza, dijo que estaba intentando permitir la entrada de ayuda.
Participación de EEUU en el conflicto
En la principal señal hasta la fecha de que el conflicto puede traspasar fronteras, Siria declaró que la aviación israelí había atacado los aeropuertos de Damasco y Alepo, dejando ambos fuera de servicio. Siria es un estrecho aliado de Irán, que patrocina a Hamás y ha celebrado los ataques, aunque ha negado su participación directa.
De pie junto a Blinken tras su reunión en Tel Aviv, Netanyahu elogió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, por sus declaraciones del miércoles en las que calificó los atentados de Hamás de «pura maldad».
Blinken dijo que «puede que no sean lo bastante fuertes por ustedes mismos para defenderse, pero mientras exista Estados Unidos, nunca tendrán que hacerlo. Siempre estaremos a su lado». Netanyahu respondió diciendo: «Gracias, Estados Unidos, por estar con Israel, hoy, mañana y siempre».
Blinken respaldó la decisión de Netanyahu de incorporar a algunos de sus oponentes políticos a un gabinete de unidad en tiempos de guerra, y afirmó que Estados Unidos sabe que Hamás no representa las verdaderas aspiraciones del pueblo palestino.
Blinken visitará Jordania el viernes para reunirse con el rey Abdullah y con Mahmoud Abbas, jefe de la Autoridad Palestina que ejerce un autogobierno limitado en la Cisjordania ocupada por Israel. Abbas, cuya facción Al Fatah es enemiga de Hamás, condenó el jueves la violencia contra civiles de ambos bandos.
«Rechazamos las prácticas de matar civiles o abusar de ellos en ambos bandos porque contravienen la moral, la religión y el derecho internacional», dijo Abbas, según la agencia de noticias oficial palestina Wafa.
Decenas de israelíes se congregaron el jueves en el cementerio militar del Monte Herzl de Jerusalén para enterrar a sus muertos. «Cuando no respondiste a mi llamada, supe que estabas luchando con toda tu fuerza. Cuando me di cuenta de que habías desaparecido, no podía imaginar que esto acabaría así», se oyó decir a un doliente, mientras las familias se abrazaban.
En el campo de refugiados de Al Shati, en Gaza, los residentes rebuscaban supervivientes y cadáveres entre los escombros con sus propias manos.
Los equipos de rescate afirman que carecen de combustible y material para sacar a las víctimas de los edificios derrumbados.
Según las Naciones Unidas, al menos 340.000 habitantes de Gaza se han quedado sin hogar en los últimos cuatro días. Casi 220.000 de ellos se refugian en 92 escuelas gestionadas por la ONU.
En una escuela convertida en refugio, Hanan Al-Attar, de 14 años, dijo que su familia había salido corriendo de su casa sin nada más que la ropa que llevaban puesta cuando las bombas cayeron cerca. Su tío volvió a buscar ropa y murió cuando la casa fue alcanzada.
«Están bombardeando las casas sobre civiles, mujeres y niños», dijo su abuelo.
Los reservistas israelíes -una parte sustancial de la población en edad de combatir en un país con servicio militar obligatorio- acudían en masa desde el extranjero para unirse a la batalla.
«Todo el mundo está viniendo. Nadie dice que no», dijo Yonatan Steiner, de 24 años, que voló de vuelta desde Nueva York, donde trabaja para una empresa tecnológica, para unirse a su antigua unidad médica del Ejército.
«Esto es diferente, no tiene precedentes, las reglas han cambiado», dijo por teléfono desde la frontera con Líbano, donde tiene su base su regimiento.