Durante una audiencia en el Vaticano con participantes de una conferencia titulada “La Crisis de la Deuda en el Sur Global”, el Santo Padre expresó que “después de una globalización mal administrada, después de la pandemia y de las guerras, nos encontramos frente a una crisis de deudas que afectan principalmente a los países del sur del mundo.
El papa Francisco afirmó este miércoles que los gobiernos que enfrentan problemas de deuda no pueden imponer a sus pueblos “privaciones incompatibles con la dignidad humana”.
Durante una audiencia en el Vaticano con participantes de una conferencia titulada “La Crisis de la Deuda en el Sur Global”, el Santo Padre expresó que “después de una globalización mal administrada, después de la pandemia y de las guerras, nos encontramos frente a una crisis de deudas que afectan principalmente a los países del sur del mundo, generando miseria y angustia, y despojando a millones de personas de la posibilidad de un futuro digno”.
“En consecuencia, ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana”, dijo el Pontífice
Luego, instó a una “responsabilidad compartida” entre quienes dan financiamiento y quienes lo reciben, el pontífice abogó por “un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía de los pueblos” que tome en cuenta las “implicaciones económicas, financieras y sociales” del endeudamiento.
Consideró que “la ausencia de este mecanismo favorece el ‘sálvese quien pueda’, donde pierden siempre los más débiles” y expuso que “los principios de justicia y solidaridad son los que llevarán a encontrar pistas de solución”.
Jorge Bergoglio analizó que “en esta vía es indispensable obrar de buena fe y con verdad, siguiendo un código de conducta internacional con normas de valor ético que tutele las negociaciones” y añadió que, “por ende, pensamos en una nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa”.
En ese sentido, el Papa planteó rememoró que en ocasión del Jubileo del Año 2000, Juan Pablo II advirtió que el tema de la deuda externa “no es sólo de índole económica, sino que afecta a los principios éticos fundamentales y es preciso que encuentre espacio en el derecho internacional”, apunt´p que el Jubileo podía “constituir una ocasión propicia para gestos de buena voluntad (…), de condonar las deudas, o al menos reducirlas,(…) en función del bien común”.
Al respecto, puntualizó que era una tradición del pueblo hebreo condonar las deudas en el año jubilar e indicó: “Quisiera hacerme eco de este llamado profético, hoy más urgente que nunca, teniendo presente que la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda que hipoteca el futuro”.
Finalmente, Francisco afirmó: “Por eso, queridos amigos, el Año Santo de 2025 al que nos encaminamos nos llama a abrir la mente y el corazón para ser capaces de desatar los nudos de esos lazos que estrangulan el presente, sin olvidar que somos sólo custodios y administradores, y no patrones”.
E invitó “a que soñemos y actuemos juntos en la construcción responsable de nuestra casa común: nadie puede habitarla con tranquilidad de conciencia cuando sabe que a su alrededor hay multitud de hermanos y hermanas con hambre y también sumergidos en la exclusión social y en la vulnerabilidad. Dejar pasar esto es pecado, pecado humano, aunque uno no tenga fe, es un pecado social”.
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