Dijeron oficialmente que «nunca hubo un episodio documentado de fraude en las elecciones».

El Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil garantizó este lunes la transparencia del voto electrónico en el país, puesto en duda sin pruebas por el presidente Jair Bolsonaro. Los magistrados y exmagistrados del TSE desde 1988 difundieron un comunicado conjunto en defensa del actual sistema electoral. «Nunca hubo un episodio documentado de fraude en las elecciones», remarca el texto que lleva la firma del actual presidente del TSE, Luis Roberto Barroso, y del vicepresidente, Edson Fachin, ambos también magistrados de la Corte Suprema y habituales blancos de las críticas de Bolsonaro.
El comunicado es una contundente respuesta a las dudas manifestadas por Bolsonaro sobre la transparencia de las urnas electrónicas y su insistencia en que el país retome el sistema de votos con comprobantes de papel, que fue gradualmente abandonado desde 1996. El presidente brasileño llegó a amenazar con suspender las elecciones del año próximo mientras su gobierno impulsa en el Congreso una enmienda constitucional que propone mantener las urnas electrónicas y que en paralelo se utilicen también las papeletas. La posibilidad de que el cambio sea aprobado no parece cercana, sobre todo porque al menos once partidos políticos con representación en las cámaras legislativas, incluidos algunos de la base de Bolsonaro, ya han adelantado su oposición al proyecto. De todas formas, este domingo miles de brasileños salieron a las calles de Río de Janeiro, Brasilia y San Pablo para respaldar la postura del líder de ultraderecha.
«Las elecciones libres, seguras y limpias son la esencia de la democracia» y las urnas electrónicas, adoptadas hace más de 20 años, «lograron eliminar un pasado de fraudes electorales que marcó la historia de Brasil», dice el comunicado firmado por el presidente del TSE, Luis Barroso. La nota también la suscriben los 16 antecesores de Barroso en el cargo y el juez Alexandre de Moraes, próximo titular del TSE que asumirá en 2022, poco antes de las elecciones presidenciales previstas para octubre de ese año.
Bolsonaro viene centrando sus ataques en las máquinas de votación electrónica, buscando demostrar que solo a través del voto impreso se puede ejercer el derecho a acudir las urnas. Sin embargo, tal y como sostiene el TSE, este «no es un mecanismo de auditoría adecuado por ser menos seguro» y porque incluye «los riesgos derivados de la manipulación humana y el incumplimiento de la confidencialidad».
«El escrutinio público manual de unos 150 millones de votos significará un regreso a la época de los colegios electorales, escenario de fraudes generalizados», reza el texto de los magistrados que además le recuerda a Bolsonaro y a sus aliados que «las máquinas de votación electrónica se pueden auditar en todas las etapas del proceso». Todos esos pasos, además, «pueden ser acompañados por partidos políticos, la Procuraduría General, el Colegio de Abogados, la Policía Federal» y observadores independientes.
El TSE viene desmintiendo en los últimos días cada una de las aseveraciones que Bolsonaro viene lanzando en sus habituales encuentros con simpatizantes cara a cara y en redes sociales. Algunos responsables del máximo organismo electoral brasileño creen que «no es suficiente para frenar estos ataques», por lo que no descartan acciones penales contra el presidente y sus colaboradores si continúan con las embestidas.
