Las altas temperaturas a la que están expuestos los trabajadores y trabajadoras de Medio Oriente y el norte de África, producto del cambio climático, lleva a estas personas a enfrentar graves problemas de salud.
Trabajadores de Medio Oriente y norte de África, dos regiones que experimentan temperaturas extremas por los impactos del cambio climático, alertaron que hay personas obligadas a trabajar bajo un calor agobiante que supera los 50 grados, con los riesgos a la salud que conlleva esa exposición.
«Fabricamos con nuestras propias manos. Nos levantamos temprano para evitar el calor», explicó a la agencia AFP Murad Hadad, de 30 años, en su modesto taller de la ciudad de Idlib, en el noroeste de Siria, donde forja hierro entre llamas.
«Estamos frente al fuego cinco o seis horas, hasta las dos o tres de la tarde, y eso nos consume», sostuvo el hombre y advirtió que «el calor nos mata, tengo seis hijos y apenas puedo satisfacer sus necesidades, pero si no trabajamos no nos alcanza», se lamentó.
Por su parte, Maula al Tai distribuye comida en su moto en Bagdad, Irak, y cuando el termómetro supera los 50 grados, como ocurrió a inicios de la semana, es uno de los pocos que se aventura por las calles desiertas.
«A veces tenemos 52, 53, 54 grados. No es normal. ¡Nadie puede soportar eso!», se quejó, y comentó que para protegerse del calor usa un pasamontañas que le cubre boca y nariz.
Irak, uno de los cinco países más expuestos a los efectos del cambio climático, según la ONU, experimenta su cuarto año consecutivo de sequía.
Munjia Deghbuj, de 40 años, vive en el pueblo tunecino de El Hababsa, una de las prósperas regiones agrícolas de la región de Siliana, en el noroeste del país.
Munjia modificó sus horarios y se levanta cada día al alba para ir al trabajo, con una cantimplora y su provisión de comida.
«Me levanto a las cuatro de la mañana, preparo mi canasta y el desayuno para mis hijos. Me voy a pie a las cinco de la mañana para trabajar hasta las dos de la tarde y regreso a pie», contó.
«Empezamos a trabajar muy temprano, con la esperanza de regresar antes de que la temperatura sea muy alta», agregó.
En Nasiriya, en el sureste de Irak, hizo 51 grados a inicios de la semana y allí Atheer Jasim, de 40 años y distribuidor de gas, comentó que para pasar el calor «me echo agua en la cabeza, descanso y vuelvo a salir».
En el este de Arabia Saudita, las estaciones balnearias del Golfo ofrecen un respiro en medio de la canícula. Pero para los socorristas, hombres y mujeres, las jornadas son largas.
«Tratamos de mantenernos en forma cuando trabajamos bajo altas temperaturas», dijo Amani al Felfel, una mujer que trabaja desde hace más de diez años en Jobar, donde las temperaturas pueden subir hasta 50 grados.
Télam