Macron precisó que esa dosis extra “no será para todo el mundo en lo inmediato” sino que tendrá como destino prioritario a las personas “más frágiles y las de más edad”.

El pasado fin de semana unas 200 mil personas manifestaron en Francia contra esa medida. La última esperanza de que se modifique la disposición estaba en manos del Consejo Constitucional pero la instancia legalizó lo esencial de su columna vertebral.
Al mismo tiempo, el presidente francés, Emmanuel Macron, confirmó en un video difundido a través de Instagram que Francia “se prepara, como los demás países europeos” a inyectar “una tercera dosis” de la vacuna contra la Covid-19 a finales del verano (mes de septiembre). Esta decisión plantea desde ahora un nuevo rompecabezas operativo y sanitario para los países más pobres que no cuentan con una acceso pleno e igualitario a las vacunas.
El jefe del Estado francés precisó que esa tercera dosis “no será para todo el mundo en lo inmediato” sino que tendrá como destino prioritario a las personas “más frágiles y las de más edad” que ya recibieron dos dosis iniciales. Hasta ahora, sólo dos países, Alemania e Israel, adelantaron que llevarían a cabo una tercera campaña de vacunación con lo que se conoce como “booster dose”.
La pertinencia de volver a vacunar a la población por tercera vez es objeto de un debate entre los científicos y la misma OMS (Organización Mundial de la Salud) puso en tela de juicio su validez porque volvería a fracturar el ya vergonzoso reparto de las vacunas disponibles entre países ricos y pobres. En este sentido, la OMS pidió que se aplicara una moratoria sobre la tercera dosis “al menos hasta finales de septiembre”.
La proporción de las vacunas distribuidas entre los países muy ricos y los muy pobres arroja porcentajes escalofriantes. Hasta julio de 2021 se han administrado más de 3,3 mil millones dosis y sólo el 1% de esa cifra se destinó a los países pobres. Allí donde se lo mire, el balance de la pandemia es una tragedia global.
Más de 4 millones de personas han muerto debido al virus, una cifra “seguramente sub-evaluada” según las declaraciones del director de la OMS, Tederos Adhanom Ghebreyesus. La precisión de los fallecimientos es tanto más inexacta cuanto que la variante Delta del virus se propaga a través del planeta a gran velocidad y no siempre se disponen de datos fiables o actualizados.
Por el contrario, los datos que retratan el egoísmo de las grandes potencias occidentales son inobjetables: para llegar al umbral teórico de la inmunidad colectiva sería necesario vacunar al 70% del planeta, lo cual representa 11 mil millones de dosis. Sin un reparto más equitativo de las vacunas disponibles será imposible alcanzar ese umbral teórico en lo inmediato.
Según un estudio realizado por Duke Global Health Innovation Center de Durham (Carolina del Norte) a este ritmo y con el acaparemiento de las vacunas por parte de Occidente la inmunidad planetaria se alcanzaría recién en 2023.
