Pareja del momento, la nieta de Mirtha Legrand y el hijo de Santiago Lange además se encuentran unidos por una causa noble. En medio de la loable travesía que comenzaron en Río de Janeiro y culminará en Gibraltar, recorremos su desafío por generar conciencia ambiental.
“La palabra ‘tierra’ me remite a la esencia, al inicio de la vida, del ser, de la especie; al principio del principio. Mucho más amplio que el globo terráqueo, que la Tierra, con mayúscula”, afirma sin vueltas Juana Viale (42) al brindar los conceptos que la remiten a esta causa tan especial.
El daño al medioambiente es un debate que lleva años, y toma fuerza este lunes 22 de abril cuando se conmemora el Día de la Tierra. Momento ideal para revisar las asignaturas pendientes, replantearse actitudes de consumismo y repasar el compromiso de Juana Viale por las causas vinculadas a la naturaleza.
En este momento la nieta de Mirtha Legrand se encuentra en medio de una travesía a partir de la cual cruzó el océano hasta Cabo Verde, en África, con destino final en Gibraltar. El objetivo: acompañar a Yago Lange (36), su novio, en las filmaciones de un documental que estudia el agua.
Pero no es la primera vez que la actriz y conductora se muestra activa en este tipo de causas, teniendo en cuenta que desde 2012 forma parte del Banco de Bosques. Una cuestión que poco tiempo atrás la llevó a la tapa de Revista GENTE para hablar de dramas que aún azotan con fuerza, como la tala indiscriminada, la contaminación, y a partir del cual enfatizó su compromiso de proteger los bosques nativos.
«Estamos entre los diez países que más desmontaron. El 70 por ciento del territorio argentino perdió sus suelos nativos y sólo tiene preservado el treinta. Apenas poseemos un tres por ciento de bosques», señalaba, contando además que a sus hijos le enseña a ser «personas sustentables».
Viale se mostró en alerta porque en Argentina «se destruye una hectárea cada dos minutos, lo que equivale a entre 20 canchas de fútbol por hora«, exponiendo su clara opinión respecto al tema.
Cuestión que cada 22 de abril vuelve a la discusión y el análisis, a partir del Día de la Tierra, que con el tiempo se fue transformando en uno de los mayores movimientos de protesta ambiental del planeta.
Este año, para el caso, visibilizándose a partir del Informe sobre Riesgos Globales 2024, del Foro Económico Mundial, que apunta a los riesgos ambientales, que ya representan la mitad de los diez principales riesgos en la próxima década.
Con cierta indignación, Juana profundizó en diálogo con Revista GENTE: «La naturaleza es sabia. Por eso a mí me duelen los actos contra ella, de inhumanidad: desde la tala de árboles, hasta la matanza furtiva y no furtiva… No puedo desligarme de la vida, de lo natural, no puedo. Tanto cuando veo tiran un árbol, matan a un animal o se tiran desechos al agua. “¡Si van al río!, ¡¡al mar!!, ¡¡¡si siguen un ciclo!!!” No logro entenderlo”, expresaba.
Y planteaba un interrogante: “¿Por qué no hacemos al revés de como sucede siempre, y en vez de desmontar los bosques, no generamos parques municipales, provinciales y nacionales que permitan conseguir, de la preservación, una ecuación rentable? Yo entiendo que el yacimiento de Vaca Muerta, en Neuquén, es un renegocio, pero cortoplacista. Si nos diésemos cuenta de que con nuestro hábitat podríamos encontrar un montón de maneras de capitalizar las energías renovables…”, daba lugar, con los puntos suspensivos, a la reflexión.
“Para mí está todo interconectado. Yo fui mamá de bien joven, a los 20 años, y nunca hice un curso de preparto ni nada. Llegué a parir pensando: ‘Bueno, las cosas se van a ir mostrando naturalmente’. La naturaleza es sabia. Por eso a mí me duelen los actos contra ella, de inhumanidad: desde la tala de árboles, hasta la matanza furtiva y no furtiva… No puedo desligarme de la vida, de lo natural, no puedo –repite–. Tanto cuando veo tiran un árbol, matan a un animal o se tiran desechos al agua. “¡Si van al río!, ¡¡al mar!!, ¡¡¡si siguen un ciclo!!!” No logro entenderlo”.
La vida de Juana Viale en casa: tiene huerta orgánica y recicla
Al hablar de «ese pequeño granito de arena» que pone a diario para contribuir a la causa, surgen las acciones que realiza en el seno de su hogar y tienen que ver con el reciclado de los deshechos y la creación de una huerta para incorporar a su dieta productos orgánicos.
«Intento desarrollarme en armonía con mi entorno natural y social. Siempre hay algo para aprender. Por ejemplo, divido los residuos. Es divertido, en casa hay varios tachos grandotes de basura de distintos colores: para cartón, para plástico y para vidrio«, explicaba.
Revista GENTE