Los expertos detallan cuáles son las alertas que se manifiestan mucho antes que los olvidos frecuentes y otros signos más visibles del deterioro cognitivo
Pasar por semáforos en rojo. Caer en estafas. Alejarse de los amigos. La pérdida de memoria es el síntoma más conocido de la demencia, sobre todo de la enfermedad de Alzheimer. Pero los expertos dicen que hay otras señales de alarma que pueden indicar cambios cerebrales tempranos, que son muy importantes en aquellos tipos de demencia en los que el olvido no es el síntoma principal.
Al igual que los lapsus de memoria ocasionales, estos problemas también pueden atribuirse a otros cambios relacionados con la edad o la salud (o simplemente a un mal día), por lo que los expertos subrayan que no son necesariamente señales de demencia aisladas. Pero, cuando se combinan, podrían ser una señal de que es hora de ver a un médico.
1 – Problemas económicos
Las personas con demencia pueden tener problemas de dinero o ver afectada su solvencia años antes de que aparezca la pérdida de memoria u otros síntomas cognitivos. Pueden olvidarse de pagar las facturas, por ejemplo, o no ser capaces de ceñirse a un presupuesto. “Una de las razones por las que la mala gestión financiera puede ser un indicador sensible es su complejidad”, porque implica la interacción de varias regiones cerebrales, dijo Winston Chiong, profesor de neurología de la Universidad de California en San Francisco. En consecuencia, las finanzas pueden ser una de las primeras áreas en las que empiezan a aparecer grietas en la cognición de una persona.
La toma de decisiones financieras erróneas preocupa especialmente a quienes padecen demencia frontotemporal, una forma relativamente rara de demencia en la que el juicio se ve afectado en una fase muy temprana de la enfermedad. Algunas personas con esta enfermedad pueden hacer compras grandes e impulsivas. Otras pueden confiar en personas en las que normalmente no lo harían, lo que aumenta el riesgo de estafa.
“Las personas con demencia frontotemporal son menos sensibles a las posibles consecuencias negativas”, señaló Chiong. Debido a esto, pueden tener una mayor “susceptibilidad a diferentes tipos de manipulación”, o pueden ser “más propensos a ser derrochadores o descuidados con el dinero”.
2 – Problemas de sueño
Los trastornos del sueño pueden volverse más comunes a medida que la gente envejece, y los adultos mayores tienden a tener un sueño más ligero y a acostarse y despertarse un poco antes de lo que solían hacerlo, lo cual es completamente normal. Pero si se producen cambios drásticos en los hábitos de una persona, como empezar la mañana a las 3:00 a. m. o ser incapaz de mantenerse despierta durante el día, puede ser un signo de demencia.
“Algunas de las regiones del cerebro, como el tronco encefálico, que son muy importantes para regular los ciclos de sueño y vigilia, son las primeras que se ven afectadas por la enfermedad de Alzheimer”, dijo Joe Winer, profesor de neurología y ciencias neurológicas de la Universidad de Stanford. “Así que años antes de que alguien presente cualquier signo de síntomas de memoria”, puede experimentar cambios en sus patrones de sueño.
Un cambio que puede ocurrir específicamente con la demencia con cuerpos de Lewy –otro tipo de trastorno cerebral progresivo– es que una persona puede empezar a representar sus sueños. Lo mismo ocurre con la enfermedad de Parkinson, que está relacionada con la demencia con cuerpos de Lewy. Normalmente, nuestros músculos se paralizan durante la fase REM, que es cuando solemos tener los sueños más vívidos. Pero en estos dos trastornos neurodegenerativos, unas proteínas tóxicas atacan las células del tronco encefálico que controlan la parálisis del sueño.
Ronald Postuma, profesor de neurología y neurocirugía de la Universidad McGill, dijo que esta condición, llamada trastorno del comportamiento del sueño en fase REM, no es solo caminar o hablar dormido. En su clínica, los pacientes suelen acudir después de que su “compañero de cama les haya dicho que les estaban pegando, gritando, chillando durante sus sueños”.
3 – Cambios de personalidad
En un estudio publicado el año pasado, los investigadores descubrieron que las personas con demencia experimentaban ligeros descensos en extroversión, agradabilidad y concienciación antes de mostrar signos de deterioro cognitivo. Esos cambios de personalidad se aceleraban a medida que aparecían más síntomas de demencia, dijo Angelina Sutin, profesora de ciencias del comportamiento y medicina social de la Universidad Estatal de Florida, quien dirigió el estudio.
Aunque la investigación se llevó a cabo mediante un test de personalidad estandarizado, hay algunos cambios en el comportamiento cotidiano a los que se puede estar atento. Una disminución de la extroversión, por ejemplo, puede parecerse a una persona más retraída o a un estrechamiento de su círculo social.
Puede ser más fácil darse cuenta de que alguien “ya no sale con tanta frecuencia que reconocer cuánto ha disminuido su memoria”, dijo Sutin.
Algunos de estos cambios de personalidad pueden producirse espontáneamente, como consecuencia de los daños cerebrales. En el caso de la demencia frontotemporal, por ejemplo, la disminución de la simpatía, que hace a la persona menos confiada y amistosa, está relacionada con la disminución del volumen cerebral en el córtex frontal, un componente clave de la enfermedad.
Otras veces, los cambios pueden surgir a causa de los síntomas cognitivos. Por ejemplo, una persona con Alzheimer puede parecer menos concienzuda, ser cada vez más desorganizada o tener dificultades para completar tareas laborales o domésticas a medida que su memoria declina.
4 – Dificultades para conducir
Junto con el manejo de las finanzas, conducir es uno de los comportamientos cognitivos más complejos que las personas realizan a diario. Ganesh Babulal, profesor asociado de neurología de la Universidad de Washington en San Luis, ha demostrado en sus investigaciones que los problemas al volante pueden manifestarse años antes que en otros lugares.
Conducir “es la mezcla definitiva del sistema cognitivo”, dijo Babulal. “Y si hay algo que no funciona, desafortunadamente el conductor deja de tener el control y corre el riesgo de sufrir un accidente o una colisión”.
El deterioro cognitivo puede manifestarse en forma de arañazos en el coche, en un choque menor (o casi uno) o en saltarse las señales de parar o los semáforos. La gente también puede frenar o acelerar de repente o tomar las curvas demasiado rápido. Como consecuencia, dijo Babulal, puede que dejen de conducir tanto –sobre todo de noche, con mal tiempo o en hora pico– o que se sientan reacios a conducir con nietos u otros pasajeros en el coche.
Por supuesto, otros problemas físicos que pueden aparecer con la edad, como problemas de visión, neuropatías o efectos secundarios de la medicación, pueden afectar a la conducción. Pero si notas cambios preocupantes en la capacidad de alguien, quizá valga la pena tener la “conversación de la llave del coche”.
5 – Pérdida del olfato
Las partes del cerebro que controlan el olfato, conocidas como sistema olfativo, se encuentran entre algunas de las primeras áreas dañadas en la enfermedad de Alzheimer y la demencia con cuerpos de Lewy; también es el caso de la enfermedad de Parkinson. Muchas personas con estas enfermedades empiezan a perder el sentido del olfato años, o incluso décadas, antes de que aparezcan otros síntomas.
A diferencia de la pérdida de audición y visión, que pueden ser factores de riesgo de demencia, pero no se cree que estén causadas por la enfermedad en sí, la pérdida de olfato parece ser una de las manifestaciones más tempranas de la neurodegeneración.
Los distintos tipos de enfermedades cerebrales parecen afectar al sentido del olfato de las personas de maneras diversas. Por ejemplo, las personas con alzhéimer tienden a ser capaces de detectar un olor, pero pueden identificarlo erróneamente. “Dicen: ‘Qué olor tan agradable. Huele tan dulce. Debe ser gasolina’”, dijo Postuma. Por el contrario, añadió, los que padecen Parkinson y demencia con cuerpos de Lewy suelen ser “escépticos de que están percibiendo un olor”.
©The New York Times 2024
PorDana G. Smith
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